"A finales de 1876, el profesor Franz Boll (1849-1879) descubrió que la capa externa de la retina posee un color púrpura. Halló que esta superficie se blanqueaba al ser expuesta a la luz, pero retomaba su color original en la oscuridad. Este color púrpura, que Boll llamó sehpurpur (púrpura del ojo), desaperece inmediatamente después de la muerte"

jueves, 7 de marzo de 2013

Una señal segura

Unos cuantos niños durante el tercer o cuarto curso de Educación Primaria manejábamos una antología de textos repleta de espléndidas ilustraciones a todo color. Nos estábamos familiarizando con la palabra escrita y su lectura en voz alta, pero la comprensión de aquellos textos iba ineludiblemente ligada a la lectura de la imagen que figuraba al lado de cada párrafo… Lo primero que acaparaba mi atención era el dibujo. Podía permanecer la mañana entera escudriñando cada trazo y cada matiz, mientras que al intrincado juego de descifrar un texto poco apetecible apenas le dedicaba unos segundos, (los necesarios para leer cuatro o cinco líneas en voz alta…). Años más tarde recordaría a la perfección muchas de esas imágenes pero sería incapaz de relacionarlas con texto alguno. Precisamente, una de esas imágenes imborrables consistía en una ilustración minuciosa en blanco y negro que mostraba una gran mansión deshabitada y sus alrededores… Resultaba chocante dar con aquella página sin colores brillantes, sin animales sonrientes ni princesas ni castillos ni bosques encantados… Tan solo un dibujo en blanco y negro enmarcado con una gruesa línea negra, y todo un mundo por descubrir… A veces jugaba a encontrar aquella página del libro con los ojos cerrados y cada vez que la encontraba, después de veinte intentos, me sorprendía al verla como la primera vez. Y buscaba, aunque ya conocía la solución al enigma, detalle a detalle, algo nuevo e inesperado. El humo de la chimenea fue revelador, pero no me detuve ahí. Con el paso del tiempo, una cosa me llevó a la otra, como en una novela de detectives, y al fin conseguí dar de la manera más inesperada con las Aventuras de La mano Negra, el libro que aglutina casi un centenar de imágenes similares a la de aquella antología de lecturas infantiles… 


- ¿Alondra se escribe con h o sin h? –murmuró. 

- Eso depende de si es gris o verde –contestó Adela, y se echó a reír.

- Yo, naturalmente, pienso en un pájaro como el de arriba, en el… ¡Caramba! ¡No es posible! – Rollo limpió el cristal de la ventana.

- ¿Qué no es posible? –preguntó Félix. 

- Que ahí enfrente viva alguien –contestó Rollo-, ¡pero si la casa está vacía desde hace tres años!

- Pero si todo el mundo sabe que en el chalé de enfrente sólo viven unas cuantas ratas -exclamó Kiki c. a.-. Mirad, las ventanas y las puertas están atrancadas.

-Déjame ver -Adela apretó la nariz contra los cristales de la ventana. Después de un rato dijo-: Yo creo que Rollo tiene razón, realmente en esa casa vive alguien.


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