"A finales de 1876, el profesor Franz Boll (1849-1879) descubrió que la capa externa de la retina posee un color púrpura. Halló que esta superficie se blanqueaba al ser expuesta a la luz, pero retomaba su color original en la oscuridad. Este color púrpura, que Boll llamó sehpurpur (púrpura del ojo), desaperece inmediatamente después de la muerte"

viernes, 7 de junio de 2013

De frascos y fragancias

Adivina, adivinanza… 
Observen estas imágenes. Cuatro rostros femeninos decorados para la ocasión y un único propósito: anunciar cuatro marcas de perfume mundialmente conocidas. Cada uno de estos modelos (si es que se tiene el convencimiento de que el modelo de rostro femenino debe presentar este aspecto) refleja lo que cualquier persona instruida o no en comunicación mediática podría identificar como un descarado y provocador deseo sexual. Las cuatro mujeres miran a cámara, -tal y como les dictan los retratistas publicitarios-, y abren la boca enseñando tímidamente los dientes... Sus perfiladas miradas, lejos de resultar cándidas y risueñas, apuntan y disparan contra el observador...

He escogido cuatro imágenes al azar de un sinfín de ellas, por tanto esto no es una excepción, es la norma que confirma la regla. Se anuncian perfumes femeninos a través de mujeres-objeto que se asimilan a los frascos de colonia de la tía Enriqueta. Se anuncian fragancias femeninas para que las compren mujeres de carne y hueso, (mujeres feas, listas, tontas, guapas, extravagantes, cojas, bajas, fuertes, altas, jóvenes, viejas, etc.), interpelando al público masculino heterosexual e indirectamente haciendo que el resto de mujeres interioricemos esta visión masculina como la más cercana a los cánones de belleza establecidos. De este modo, no sólo adoptamos patrones de preferencia estética similares a los de los hombres heterosexuales (principales interlocutores en el discurso audiovisual mundial), sino que terminamos asumiendo que oler bien está asociado a la belleza exclusiva de cuatro privilegiadas que con solo mirar a un hombre son capaces de comerse el mundo.


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