La esterilizante antinomia de los contrarios se refracta en ellos, pero no les concierne. Dos personalidades alejadas en tiempo y espacio que danzan en un inocente intercambio de anhelos e ilusiones. (Sus ideas son extemporáneas). Polos aparentemente opuestos que pertenecen a una única realidad, como el ave que vuela y el pez sumergido, (o el mar reflejando su cielo). Dos mundos que se desplazan en paralelo, sin rozarse, aun cuando se necesitan.
Y una nube.
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