"A finales de 1876, el profesor Franz Boll (1849-1879) descubrió que la capa externa de la retina posee un color púrpura. Halló que esta superficie se blanqueaba al ser expuesta a la luz, pero retomaba su color original en la oscuridad. Este color púrpura, que Boll llamó sehpurpur (púrpura del ojo), desaperece inmediatamente después de la muerte"

martes, 7 de octubre de 2014

La Gran Niveladora

Ayer por la tarde se constató el primer contagio del virus ébola en Europa, más concretamente en Madrid, marca Spain, sello toro-turismo y tele-mierda. Madrid, capital de Spain is different, capital europea de los chorizos con tar-jetas black y trajes que darían de comer a diez familias desahuciadas durante meses. Como otro capítulo de Los hombres de Paco, (de los más desternillantes, por cierto) o semejante al gato de voz atiplada que se mofa del “débo-la” a través de mensajes de “guasaaa-p”, pero esta vez en carne y hueso: el virus se ha hecho realidad tangible en este otro lado del mundo, ha traspasado la frontera de la ciencia ficción que suelen ser los otros (llámense africanos, llámese tercer mundo) y se han disparado todas las alarmas, encendido todos los focos, rasgado las vestiduras… (¿con razón?). 
Me sorprendo, sí, ¿cómo no, señor político?, me indigno soberanamente, señor consejero; me asqueo y se me revuelven las tripas, don directivo iletrado, ante la falta de previsión y recursos –nueva y dolorosamente- de este desgobierno o panda de desinformados carentes de autocrítica que venden a sus madres por un puñado de eufemismos con los que desviar la atención mediática… Me asqueo y se me revuelven las tripas, don usted, ante esta panda de ignorantones que manejan nuestros hilos al albur del viento que les sople en la cara o a cambio de un fajo de billetes, de un sueldo suculento y una pensión vitalicia. Me asqueo y se me revuelven las tripas, señor usted, ante tanto pijo indolente que en vez de pensar, de indagar, de sopesar alternativas, de buscar buenas soluciones, de consultar a expertos, de anteponer lo importante a lo accesorio, de PREVER y PROVEER, de invertir dinero en lo esencial y prioritario, se rigen por la ley del mínimo esfuerzo y se van de rositas de la escena del crimen que ellos mismos han perpetrado... 

No quiero caer en la generalización, ¡detesto las generalizaciones!, pero a veces, y sobre todo en estos asuntos, es inevitable. Confío, quiero/deseo creer, en que haya gente competente, concienciada, que luche por mejorar las cosas y que se implique realmente en su trabajo, pero siento que esta es, para muchos, la gota que colma el vaso.

Recomiendo la lectura de esta CARTA remitida por un enfermero del Hospital La Paz, (está fechada el 10 de agosto)
También recomiendo este AUDIO para más información sobre el ébola.

La muerte (o su antesala en forma de enfermedad letal) es siempre la gran niveladora.

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