Me sorprendo, sí, ¿cómo no, señor político?, me indigno soberanamente, señor consejero; me asqueo y se me revuelven las tripas, don directivo iletrado, ante la falta de previsión y recursos –nueva y dolorosamente- de este desgobierno o panda de desinformados carentes de autocrítica que venden a sus madres por un puñado de eufemismos con los que desviar la atención mediática… Me asqueo y se me revuelven las tripas, don usted, ante esta panda de ignorantones que manejan nuestros hilos al albur del viento que les sople en la cara o a cambio de un fajo de billetes, de un sueldo suculento y una pensión vitalicia. Me asqueo y se me revuelven las tripas, señor usted, ante tanto pijo indolente que en vez de pensar, de indagar, de sopesar alternativas, de buscar buenas soluciones, de consultar a expertos, de anteponer lo importante a lo accesorio, de PREVER y PROVEER, de invertir dinero en lo esencial y prioritario, se rigen por la ley del mínimo esfuerzo y se van de rositas de la escena del crimen que ellos mismos han perpetrado...
No quiero caer en la generalización, ¡detesto las generalizaciones!, pero a veces, y sobre todo en estos asuntos, es inevitable. Confío, quiero/deseo creer, en que haya gente competente, concienciada, que luche por mejorar las cosas y que se implique realmente en su trabajo, pero siento que esta es, para muchos, la gota que colma el vaso.
Recomiendo la lectura de esta CARTA remitida por un enfermero del Hospital La Paz, (está fechada el 10 de agosto).
También recomiendo este AUDIO para más información sobre el ébola.
La muerte (o su antesala en forma de enfermedad letal) es siempre la gran niveladora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario