"Cuando aún creían que era medianoche, comenzaron a correr nubes plomizas por el cielo. Se destacaron sobre el horizonte las cimas de algunas montañas; las nubes oscuras se aclararon; más lejos fueron apareciendo otras nubes estratificadas, azules, como largos peces; se dibujaron de repente las siluetas de los riscos cercanos.
A lo lejos el paisaje parecía llano, y que terminaba en una sucesión de colinas.
El humo espeso y negro de la hoguera iba rasando la tierra y subía después en el aire, por la pared pedregosa del monte.
De pronto apareció sobre las largas nubes azules una estría roja, el horizonte se iluminó con resplandores de fuego, y por encima de las lejanas montañas el disco del sol miró a la tierra y la cubrió con la gloria y la magnificencia de los rayos de su inyectiva pupila. Los montes tomaron colores; el sol brilló en la superficie tersa y sin ondas de la laguna."
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